Herederos del romanticismo; eternos nostálgicos. Hijos de la posmodernidad; atrapados en la posverdad. Si algo compartimos todos es el ahora, y el ahora no es un momento sencillo sociopolíticamente; y aún, pese a todo, no dejo de reconocerme como un enamorado de la vida. Un eterno curioso que insiste en encontrar la belleza allá donde va, como decía Ricky Fitts ante el vuelo de una bolsa en American Beauty (Sam Mendes, 1999): […] Sometimes there’s so much beauty in the world, I feel like I can’t take it, and my heart is just going to cave in.
Entiendo a Ricky, yo también me siento abrumado ante lo inconmensurable de la vida; capaz de convertir un rutinario viaje en tren en la infinitud; cientos de personas que por un motivo u otro viajan junto a ti, quizá por una estación o quizá compartan trayecto, pero sus vidas y la tuya se encuentran por un instante en común; hasta ese momento que tú y yo compartimos, quizá incluso sin percatarnos de ello, ambos hemos vivido cientos de vivencias que nos han configurado, ambos nos encontramos en un momento determinado de nuestras vidas; es decir, cada una de las personas con las que nos cruzamos a diario tiene una historia que les ha llevado hasta el ahora, eso quiere decir que existe un infinito de hechos que desconocemos; imposible no sentirse abrumado ante la infinitud de la vida, de nuestros contemporáneos, pero también de quienes nos precedieron, y en especial de aquellos a los que la historia no les ha dedicado una sola línea, como si su vida fuese menos importante que la de los grandes nombres; que la de reyes, sacerdotes, terratenientes, militares, artistas, etc.
En el medio videointeractivo, como en el resto de artes, la vida ha sido un tema de reflexión ocasional, sin embargo, cabe no dejar pasar desapercibida la dualidad vida-muerte, sin una no hay la otra, y en lo que a nuestro medio atañe ha sido la segunda parte de esta pareja la más estudiada ¿Qué implica reaparecer apenas cinco segundos después de morir en un título online? ¿Qué nos enseña la muerte en Dark Souls (From Software, 2011)? ¿Cuál es el papel de la muerte como mecánica de juego? ¿Qué sentido tiene la muerte en un videojuego? Bajo mi punto de vista la futilidad de la muerte -en gran parte de los videojuegos- resta valor a la vida, lo que hace difícil una reflexión sobre la vida desde las mecánicas de un juego; por ello, es mucho más común encontrar este tipo de cuestionamientos en el argumento, como el de Beyond: Dos Almas (Quantic Dream, 2013); allí acompañamos a Jodie y Aiden, la protagonista y el ente al que está unido, a través de gran parte de su vida; presenciando esas vivencias, esas historias que configuran a cada uno; y aunque sus pretensiones no son malas, se le queda grande a un título que mecánicamente no está a la altura, muy en parte debido a la ausencia de una mecánica de muerte; en Beyond no se puede morir, como ocurría en Heavy Rain (Quantic Dream, 2010) y eso lastra a nivel jugable un título no por nada calificado por muchos como película interactiva.
La industria del videojuego ha evolucionado hacia un lugar en el que los títulos para un jugador cada vez tienen menos espacio, como demuestra el reciente cierre de Visceral Games, pues lo más solvente económicamente hoy es realizar un juego como servicio; a priori tan solo juegos por juegos, nada más que eso, sin pretensiones alguna más allá de conseguir amasar tanto dinero como sea posible durante tanto tiempo como se pueda para rentabilizar al máximo cada céntimo invertido. En ese sentido el juego más rentable de 2017 es PlayerUnknown’s Battlegrounds (BlueHole Studio, 2017) (PUBG de aquí en adelante) que ya acumula más de 20 millones de jugadores a pesar de que el título, de momento, solo está disponible en PC y aún no ha salido del formato Early Access. Sin embargo, a pesar de su claro formato de juego como servicio, carecer totalmente de argumento y con la total seguridad de que sus creadores no buscaban en ningún momento esto: PUBG es uno de los juegos que, mecánicamente, más hablan sobre el valor del encuentro y lo inconmensurable de la vida.
PUBG es un videojuego online que puede ser jugado en solitario, en pareja o en escuadras de hasta cuatro personas en el que 100 jugadores se enfrentan con el único objetivo de sobrevivir. Su fórmula es sencilla, adictiva y, a riesgo de parecerlo, nada repetitiva; visto de esta manera poco tiene que ver con la idea aquí defendida, sin embargo, cada acción en PUBG implica una consecuencia que influye directamente en la vida de tu avatar, pero también en la de los otros 99 avatares de 99 personas que están compartiendo terreno de juego contigo, quizá incluso sin percatarse. Todos los jugadores en una partida de PUBG comparten algo: el ahora, por encima de su objetivo de sobrevivir hasta el final, que sencillamente y a pesar de ser la meta del juego puede no ser el objetivo de todo jugador, lo que comparten es el ahora; los breves instantes en un avión antes de caer totalmente desprovistos a una isla inmensa en la que, con suerte, pasarán aproximadamente treinta minutos; esta fugacidad, como un viaje en tren, es uno de los puntos clave para que PUBG sea más efectivo reflexionando sobre la vida que otros títulos con gran cantidad de jugadores por servidor, como los MMO.
En un servidor de PUBG hay 100 personas con sus circunstancias propias, como en la vida todas ellas recorren su propio camino, así como creen oportuno haciéndolo, siendo determinados además por las reglas de juego: la zona azul o la necesidad de saquear, lo que por otra parte no significa necesariamente que tú, como jugador puedas hacer caso omiso de esas reglas; decidir no armarte o no huir de la zona azul, las riendas de tu vida (así como de tu partida) las tienes tú mismo, al fin y al cabo. Lo que será inevitable antes o después, lo quieras o no, si continúas jugando a PUBG es el encuentro que es el momento más determinante que un jugador de PUBG puede experimentar.
El encuentro lo es todo, hasta el momento del encuentro tú como jugador has vivido varias vivencias, una serie de hechos y circunstancias que te han llevado hacia un lugar concreto; un lugar en el que también estoy yo, y no solo estoy yo, sino que conmigo están todas mis vivencias, todo lo que he hecho hasta el momento y me ha traído hasta aquí. Hasta este momento que tú y yo compartimos. Si asumimos que nuestro encuentro se torna en un enfrentamiento, accionamos el gatillo de nuestras armas y uno de los dos perece ¿qué sentido tiene todo lo que hemos hecho hasta el momento? La mecánica de muerte pesa, porque podremos jugar una nueva partida, pero eso no conlleva revivir como quien revive en un Call of Duty, sino que lo que hacemos es volver a vivir, por lo tanto nunca recuperaremos lo que hicimos; pudo ser nuestra mejor actuación, y en un simple instante todo pasa a valer nada, y nosotros no somos más que el botín de un adversario, una persona más en la vida de alguien. 100 jugadores, 100 caminos distintos, innumerables partidas en juego en estos instantes, aún más partidas jugadas hasta este momento; lo inconmensurable de la vida adaptado en forma de videojuego.
Pero hablemos de la pérdida, hasta el momento hemos asumido que jugamos en solitario, pero podemos hacerlo en equipo o en pareja; en este caso el encuentro es incluso más significativo, pues cada uno de nosotros comparte una serie de vivencias más o menos similar, pero desde luego nunca igual, con uno o varios compañeros con lo que esto significa. La muerte se hace más pesada porque significa una pérdida, lo que aumenta notablemente la dificultad y afecta innegablemente a quien sigue adelante, pese a todo, pues, aunque su camino acompañado ha terminado, el personal no lo ha hecho y para hallar su conclusión no hay alternativa a continuar caminándolo aunque sea solo; habrá quien decida poner fin a la vida de su avatar solo por disfrutar de otra partida acompañado por su pareja; habrá quienes continúen y fracasen, y quienes continúen y venzan en solitario; el camino está por hacerse y las posibilidades son infinitas.
En este medio se puede jugar, PUBG es un título que entra a la perfección en la definición más ortodoxa de la palabra videojuego, pero pese a todo y como traté de explicar anteriormente en La problemática con la palabra «videojuego» y la ruptura con la diversión no solo se juega, no solo se juega ni siquiera en los títulos diseñados para que solo se jueguen. PUBG es un juego como servicio, pero también es todo un garante de experiencias, un espacio donde vivirlas junto a decenas de jugadores que, pese a estar junto a ti, no tienen porque compartir nada más que el ahora.