Ciri o Geralt. El héroe en The Witcher III: The Wild Hunt.

Este mundo no necesita un héroe, necesita un profesional.

Esta es la frase presente en uno de los “spots” publicitarios de “The Witcher III: Wild Hunt” (CD Projekt, 2015). La frase nos lleva más allá de lo que quiere decir en un primer plano. Entendemos que la figura de Geralt no es la de un héroe arquetípico y se asemeja más a otros personajes de la fantasía como Elric de Melniboné (de hecho, ambos autores tienen una tensa relación por derechos de imagen, pero ésa es otra historia). Sin embargo, el inocente eslogan publicitario esconde mucho más detrás de sus palabras ya que podemos interpretar The Witcher III (y gran parte de la saga literaria de Geralt de Rivia) como el relato de un simple ayudante y no el de un héroe. ¿Quién es, por lo tanto, el héroe en el título?

Advertencia: Este artículo contiene revelaciones de la trama, tanto del videojuego de CD Projekt RED, The Witcher III: The Wild Hunt como de la saga de novelas escritas por Andrej Sapkowski. Lea bajo su propia responsabilidad, pero lea.

El héroe es, en palabras de Campbell, un personaje de cualidades extraordinarias que puede ser honrado por su sociedad o despreciado y desconocido por la misma. Se encuentra inmerso en un mundo con una carencia que puede ser nimia o, en relatos cercanos al apocalipsis, de proporciones gigantes tanto a nivel espiritual como físico. El héroe se torna en héroe a través de un largo proceso y una serie de pruebas que se han denominado “el viaje del héroe” y que se divide en una serie de pasos que construyen la figura del héroe.

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Ciri y Geralt, los dos protagonistas de The Witcher III: The Wild Hunt.

Cualquiera que haya leído las novelas de Sapkowski sabe que todo el nudo argumental gira alrededor de la figura de Cirilla de Cintra. La joven ahijada (por llamarlo de alguna manera) de Geralt es la pieza clave que puede llevar al mundo a la destrucción o a su salvación. Si se ha jugado a la tercera entrega de The Witcher, y si no lo has hecho quizás deberías dejar de leer aquí, nos encontramos con que la joven, en esta ocasión más adulta, vuelve a ser el pilar de todo. A lo largo del juego controlamos a un Geralt inmerso en una desesperada búsqueda, tratamos de encontrar a Cirilla por todos los medios, ya que sabemos que está en peligro. Sin embargo, en algunos momentos podemos controlar a la joven bruja. Recibiremos fragmentos de su historia a modos de “flashbacks” jugables. Estos “flashbacks” interactivos además de ser una gran brecha entre la narrativa y el componente lúdico (lo que ha sucedido solo puede suceder tal y como ha sucedido y si lo jugamos estamos obligados a hacer exactamente lo que sucedió) son los breves momentos en los que manejamos a la verdadera heroína de la aventura. Geralt no es más que un profesional y, aunque cumple su cometido con creces, no es el héroe del título. Estamos acostumbrados a jugar a títulos que nos ponen en la piel del héroe, del salvador (o destructor) del mundo. Decenas de años de JRPG’s y RPG’s nos han puesto en la piel del dovahkiin o del enésimo elegido del cristal mágico que protege el mundo. Sin embargo, en The Witcher no somos más que un secundario más en la historia de Cirilla. ¿Quién salva el mundo al final del relato?

El viaje de Cirilla comienza en las novelas. El primer paso que debe dar el héroe, inmerso en el mundo ordinario (su mundo ordinario, no el nuestro), es ser consciente de su normalidad. Cirilla se cría, huérfana, en Cintra y en Skellige sin ningún problema, vive una infancia relativamente normal dentro de la monarquía de Cintra, con una abuela pendiente de sus pasos. El siguiente paso en su camino es la llamada a la aventura. Cirilla, perdida en el bosque de Brokilón, se encuentra con Geralt de Rivia, quien trata de salvarla de convertirse en una dríada. En este momento las dríadas dan a elegir a la joven entre una vida con ellas o la vuelta a su mundo. Podemos interpretar este momento como el rechazo que debe dar el héroe de entrada a la aventura; rechaza una vida como dríada por la vuelta a su hogar. Geralt, todavía sin un rol crucial en su vida, la lleva de vuelta a Cintra con su familia. En este momento la vida de Cirilla se trunca definitivamente, ya que su país es atacado por Nilfgaard y ella raptada. La joven logra escaparse y topa con una familia de mercaderes que se hacen cargo de ella hasta que, por azares del destino, se reencuentra con el Brujo, quien decide llevarla a Kaer Morhen.

El viaje de Cirilla a Kaer Morhen marca otro de los puntos vitales dentro del viaje del héroe; la presencia de un mentor o de una ayuda sobrenatural. Geralt toma entonces el rol de mentor junto a los personajes de Triss y Vesemir, entre otros. La enseñanza de Cirilla recae en tres facetas que serán posteriormente vitales en su devenir como heroína. Dentro de la fortaleza de los brujos la joven inicia La Senda a pesar de no haber sido modificada genéticamente para ello. No solo se entrena en el aspecto físico sino que se descubre que la joven es una Fuente, una variación rara de magia (para resumir un poco). El entrenamiento como bruja de la joven se presenta como el primer umbral que debe superar todo héroe en su camino. De hecho, a lo largo de su estancia en Kaer Morhen la joven se enfrenta a un umbral físico al someterse a ciertas modificaciones de brujo, marcial al superar las pruebas para ser brujo y mágico al hacer frente a su capacidad como fuente. Estos umbrales se entrelazan con el descubrimiento de nuevos aliados como los anteriormente mencionados o los personajes de Nenneke y Jarre en el Templo de Melitele. El acercamiento de nuestra heroína hacia su verdadera misión se dispara con el conflicto en la isla de Thanned, donde la joven debe de escapar de un asalto urdido para raptarla. En este momento, durante su huida, la joven atraviesa una prueba traumática en forma de portal al cruzar a través de Tor Lara.

Esta prueba deja traumatizada y dañada a la joven quien cree haber perdido a sus amigos y es consciente del peligro que supone su propia presencia. Tras su viaje por el desierto la joven se une a una banda de maleantes bajo el nombre de Falka. No es coincidencia que escoja el nombre de una de las mayores heroínas del mundo de The Witcher a pesar de dedicarse al pillaje. Durante meses Ciri retorna a un estadío previo en el que la banda y sus pillajes se convierten en su día a día, en su mundo ordinario. En esta ocasión la llamada a la aventura personificada en la figura y actos de Bonhart hacen que la joven reaccione y se enfrente a él derivando en una nueva prueba traumática que dará con sus huesos en los pantanos y al borde del colapso. La aparición de un nuevo mentor y ayudante, Vysogota, marca su posición de nuevo en el ciclo del héroe.

El tramo final de su importancia en las novelas corresponde a un viaje que podríamos denominar espiritual a través de otros mundos tras descubrir su capacidad de viaje planario. Toda su acción en Tir ná Lia funciona como periodo de descubrimiento sobre su linaje, preparación para la futura trama de The Witcher 3 y como nueva prueba traumática y cruce de un umbral. Umbral que ahora es real a través de los portales y viajes planarios de la joven. La resurrección del héroe, penúltimo paso en el viaje, se da tras aparecerse de nuevo ante Geralt y Yennefer, quienes la habían buscado incansablemente. Durante la batalla de Stygga la joven deberá hacer acopio de todo lo aprendido para enfrentarse, una vez más, a la muerte en forma de combate con Bonhart.

El héroe, para finalizar su viaje, debe retornar a su hogar con lo aprendido y mejorar la vida de sus semejantes. Las novelas finalizan, hasta ahora, sin la vuelta de Cirilla, al menos sin una vuelta entendida como tal por Campbell. En su lugar la joven, a pesar de salvar la vida de Geralt y Yennefer (según los videojuegos), continúa su camino en una espiral ascendente de umbrales, pruebas y aliados. A lo largo de The Witcher 3 recibimos retazos de información de la vida de Cirilla. Geralt no ha dejado nunca de buscar a la joven y durante el juego estamos siempre un paso por detrás de ella. Cuando al fin  logramos el añorado reencuentro volvemos a ser mentor de la brujilla. De nuevo tenemos que enseñarle lo poco que podemos y prepararla de cara al enfrentamiento con la Cacería Salvaje. Aunque durante los diálogos tenemos la sensación de elegir directamente sobre las decisiones que toma Cirilla, tan solo logramos influir en sus decisiones. Esto queda patente ante la existencia de diferentes finales que tienen lugar en función de qué actitud tuviéramos hacia ella en diferentes momentos puntuales del juego. Dicho en otras palabras: según cómo ejerzamos nuestra posición como mentor cambiamos el destino del héroe.

Momentos antes del desenlace final y antes de que Cirilla cruce el último umbral de su viaje dirá una frase que asienta esta idea: Esta es mi historia, no la tuya. Deja que termine de contarla. Ella debe derrotar al verdadero enemigo, el Frío Blanco. La Cacería Salvaje no era sino una prueba más, una tarea para llevar a cabo junto a sus aliados y mentores pero ahora debe cruzar el último umbral en soledad y enfrentarse a la última prueba. No importa el resultado (de hecho, puede diferir en diferentes finales), ya habrá salvado al mundo gracias a sus habilidades. El último paso del viaje es el retorno a casa. Cirilla puede retornar para convertirse en Emperatriz y ayudar a su pueblo, lo puede hacer para seguir los pasos de Geralt y convertirse en bruja protegiendo así a todo el mundo o puede no volver. En el peor de los finales, Cirilla no ha vuelto a ser vista, esto puede significar tanto su muerte como su supervivencia, ya que la joven ha pasado años sin ser vista, viajando entre planos.

The Witcher nos presenta una visión paralela del héroe. A lo largo de las largas horas de juego influimos en el mundo como podría hacerlo cualquier otro; derrocamos reyes, salvamos aldeas o buscamos tesoros. Sin embargo, la verdadera trama, el verdadero enemigo no es derrotado por nuestra mano sino gracias a nuestra ayuda como lo ha sido también gracias a la ayuda de Yennefer, Avallac’h, Triss, Jaskier, Vesemir y tantos otros. Simplemente somos uno más.